Mónica Tatiana Moreno Ángel, egresada del Programa de Psicología de la Universidad El Bosque, es la fundadora del Jardín Infantil The Little Ones Kindergarden, un proyecto educativo con énfasis en regulación emocional (capacidad de conocer, modular y afrontar las emociones a fin de dar respuestas funcionales y adaptativas) que nació en el municipio de Girardot – Cundinamarca en 2018 y surgió como respuesta a la necesidad de manejar conductas impulsivas y agresivas de niños de primaria y bachillerato, de transformar la educación desde el eje de la psicología, y a raíz de la experiencia exitosa en entrenamiento de habilidades de regulación emocional en niños en etapa pre-escolar.
Este proyecto educativo actúa bajo dos frentes; el primero, generar impacto en la comunidad desde una perspectiva preventiva, en donde la educación no solo se preocupe por la cantidad de “conocimiento adquirido” sino por la capacidad que tengan los niños para hacerle frente a los procesos sociales, emocionales y psicológicos que enfrentarán a lo largo de su vida, es decir, formar seres humanos integrales que estén en la capacidad de conocerse a sí mismos, que tengan compasión y empatía por el otro, para así construir un país en paz; el segundo frente es generar impacto en las pautas de crianza de los padres y madres, enfatizando en el respeto y la no violencia.
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The Little Ones Kindergarden brinda asistencia a niños y niñas que actualmente se encuentran estudiando, mediante la implementación de un modelo educativo que se caracteriza por el acompañamiento, asesoría y orientación de los procesos académicos y emocionales que presentan los estudiantes. Las conductas problemas y disruptivas (golpes, gritos, violencia, desatención) se han convertido en una fuente de cambio a través de la meditación, la contención emocional y el re-direccionamiento de las conductas negativas a acciones positivas hacia sí mismos y hacia los demás.
Se han realizado talleres a padres de familia sobre la Crianza Respetuosa como un modelo basado en la tolerancia y la no violencia, que permite la promoción de la identidad, la autonomía y la disciplina en los niños sin irrumpir en su desarrollo psicológico y emocional, como una alternativa eficiente al castigo “con la palmada y la chancleta”, pues este es un modelo de crianza que potencia seres humanos íntegros y con valores, a quienes se les respetan y no se vulneran sus derechos.
Se han impartido charlas a la comunidad en general (mediante las juntas de acción comunal) sobre las pautas de crianza basadas en el respeto y la comunicación hacia los niños, con el fin de que se entienda que cuidar el desarrollo integral de nuestros niños, tendrá un impacto positivo y directo en la comunidad, puesto que “ellos son el futuro del mundo” y por tanto, si les damos las herramientas para forjarse como seres humanos íntegros, tendremos comunidades y sociedades más integras.
